René Llatas Trejo (Lima, 1981), es un
joven novelista que pertenece a la primera promoción de Literatura de la
Facultad de Humanidades de la Universidad Villarreal, fundada en 1999 por
escritores como Wáshington Delgado y Oswaldo Reynoso. El avance de una novela
suya titulado “El imposible encuentro” apareció en la antología Otros villanos. Narrativa (2009), que
reúne a escritores de ese centro de estudios. Pero es recién dos años después que Llatas
Trejo se anima a publicar su primera novela, Aftersun (2011), que es un homenaje a esos primeros años
universitarios a la vez que un ajuste de cuentas con ese periodo de formación, de
ingenuidad y fervor compartido. Aftersun
se construye bajo la sombra decimonónica de Stendhal pero se desenvuelve a través
de la estructura de la novela moderna, fijando dos centros en su desarrollo: el
amor y la escritura, como dos grandes temas que asume consciente de sortear sus
bordes dramáticos o de establecer una declaración de fe. Por eso, uno de los
aciertos de la novela es la utilización de cartas, y aún de cavilaciones con
destinatario preciso, que constituyen tratados de amor hilvanados con la
melancolía y densidad reflexiva del protagonista llamado “Stendhal”.
Esta utilización de
documentos, como cartas o fotografías, es significativa para un personaje que se define desde sus silencios y desde
la acción de los demás personajes. Es un narrador fuera del movimiento,
estático en el pasado donde dialoga con los recuerdos de escritura e imagen de
una mujer que ama y nombra como Clea: muchacha
que espera una hija dentro de un matrimonio insatisfecho, pero que sin embargo
no decidirá retomar su relación con Stendhal. Por eso el narrador escribe lejos
de la luz de comunión con Clea, con el deseo de poblar la habitación oscura con
sucedáneos de su presencia a través de la cercanía con otras mujeres pero, sobre
todo, con la posesión de la mirada que retuvo los movimientos de Clea en su plenitud:
observa y recrea continuamente su cuerpo en reposo. A su vez, la nombra indistintamente
con diferentes apelativos, Trinidad, Estrafalaria o Clea, que se prolongan aún
en la hija que ella espera, indicando la resonancia, mutable pero imperecedera,
de una presencia que encontrará siempre su realización en los labios de quien la
nombra. En Aftersun, el narrador construye alrededor de un nombre amado una
novela porque además este nombre tiene la sonoridad de lo literario.
Esta consciencia de
la sonoridad de las palabras (con las que construye un sugerente apartado donde
opone el amor al querer) y de la estructura de los fragmentos, es quizá lo más significativo de Aftersun que se afirma como un acto de
convicción pero también como el nacimiento de un lenguaje personal.
René
Llatas Trejo. Aftersun. Lima: Magreb
Producciones, 2011.