miércoles, 30 de marzo de 2011

Plexo solar


Depurados y contenidos son los poemas de Plexo Solar (2010), el último poemario del poeta y narrador Oswaldo Chanove (Arequipa, 1953), editados en el formato impecable y compacto de Aquelarre Ediciones. Plexo Solar es un libro sostenido por una sobria racionalidad que guía el tono de sus poemas, y a través de esa cadencia reflexiva aflora el asombro y se hacen tangibles los mecanismos que mueven la vida y nos vinculan como especie a las secuencias que rigen las leyes del universo. Esta limpieza de la dicción en Plexo solar es, por supuesto, engañosa, pues sus reflexiones transparentan las elaboraciones intelectuales de las que se alimenta y con las que dialoga: los avances científicos, sacros o profanos, que han trazado líneas sugerentes a lo largo de la historia sobre la geometría del cuerpo y el alma. Por eso, es igual de incitante la revelación de una intuición artística como la asociación de millones de movimientos internos que producen una percepción estética. El poema “El instante y todo lo que rodea al instante” enfatiza además el diálogo constante, y siempre irónico, entre el “tú” mujer y el “yo” hombre, como un arquetipo de la relación de la especie humana. Estos diálogos interrumpidos por la inserción de paréntesis además acentúan un contrapunto, como si lo que expresara la voz central necesitara la complementación no solo de otra presencia sino de sus acotaciones para tener unidad. Y estas anotaciones convierten a los poemas mismos en una materia “falible” cuyas “imperfecciones” pueden complementarse si se agregan fracciones de contenido, y así quizá los versos reproduzcan también la ley del despliegue del universo que se expande germinando sucesivos “errores” y dando “pasos en falso” hacia el modelo ideal nunca conocido y nunca concretado. Así la cuidada indagación de Plexo Solar hace evidente el entramado invisible que mueve la vida, visto solo desde el “asiento de un alma” y con la fugaz visión que proporciona la revelación de un instante. Oswaldo Chanove. Plexo solar. Arequipa: Aquelarre Ediciones, 2010.

Solo un punto

Julio Meza Díaz (Lima, 1981) es un narrador joven que con su novela Solo un punto (2010), cimenta el universo de exageración, humor y sentido crítico que asoma en su conjunto de cuentos Tres giros mortales (2007), donde delinea con habilidad a personajes dispares y descolocados en espacios generalmente urbanos. Y ahora, con Solo un punto, Julio Meza se afilia con desenfado a la más acerba tradición de novelas situadas en claustros escolares y el universo adolescente, como la más reciente Fiesta de promoción (2008) de Lorenzo Helguero, y aún rescata su afinidad con el submundo violento de adolescentes de la olvidada Los hijos del orden (1973) de Urteaga Cabrera. Solo un punto es una novela de descripción ágil y ajustada, narrada desde una discreta lejanía, cómplice y cruel en su presentación de la subjetividad de personajes que van alternándose en situaciones trepidantes, con la lógica de un espejo trizado cuyos fragmentos se irán articulando hasta reflejar el universo enrarecido y perverso de los recintos del San Augusto, con sus jerarquía de alumnos y profesores que asumen apelativos que los definen (el Italiano Salvaje, El Maldito, El amigo Talentoso, Andino Profundo), en un ámbito tremebundo e impune, donde lo sexual grotesco convive con la violencia verbal y física, y que es a su vez reflejo de la violencia cotidiana de la estructura social de un país cercado por prejuicios y bombas terroristas. Por eso la brutalidad sin concesiones y la prepotencia desembozada recaerá, en la novela, en dos puntos sensibles: el serrano, cuya procedencia es un adjetivo degradante, proscrito y secretamente deseado, y el torpe, personaje idealista, perceptivo, extraviado en la realidad hostil y situado permanentemente bajo una nube oscura de lluvia. Construida con un gran sentido del sarcasmo y una mirada caústica, y con un deseo de semejanza y extrañamiento con la realidad, Solo un punto encuentra, de principio a fin, una violencia reivindicativa que guía la novela hacia un anhelo de afirmación de libertad. Julio Meza Díaz. Solo un punto. Lima: Mesa Redonda, 2010.

Balada de la piedra que canta


Paracaídas editores es una editorial joven que viene publicando un grupo importante de libros de formato mediano, y en cuyo característico recuadro de la portada extiende la superficie de un solo color que contrasta con el tono áspero de los bordes de cartón, en donde agrega solo viñetas de siluetas oscuras en ediciones que, con sobriedad y buen gusto, se acercan a la agradable apariencia de lo artesanal. El responsable de estas ediciones es el poeta Juan Pablo Mejía (Lima, 1982), que hace poco dio a conocer su Balada de la piedra que canta (2009), un breve conjunto de poemas que se vinculan al canto nocturno de un lamento de amor, cuya aceptación de la pérdida semeja al vuelo de las aves que caen, en donde misteriosos son los signos que registran esta caída y alumbran como fulgores inconscientes la turbación de la noche. Este grupo de poemas no se delimita con nombres de secciones sino, más sutil, con líneas de versos que sugieren los cambios de sentido que tendrá cada movimiento del canto. Por eso a los primeros poemas de deseo encendido, negación de lo amado y asimilación de la derrota, cuya voz busca mezclarse con el lenguaje primario de las aves y las piedras, seguirán los poemas dedicados a la mención de pintores, poetas y un collage de versos de la “biblioteca personal” que construye cada creador en su apropiación de la tradición cultural que lo antecede, y que es en el fondo otra forma de acercarse al recuerdo de lo perdido, pues en este grupo de poemas anida también una visión de amor, de ciclos que se cierran y la fugacidad del placer de cuerpos que se unen y separan. El poema que brinda el título al libro, y que anuncia el fin de este aprendizaje de olvido, contiene en sus primeras estrofas una horda de versos azorados, y es uno de los más enigmáticos e incontenibles de esta balada cedida al silencio y al tiempo. Juan Pablo Mejía. Balada de la piedra que canta. Arequipa: Grupo Editorial Dragostea, 2009.